Por un futuro sin hepatitis

Juntas, las hepatitis B y C suman más de 1,4 millones de muertes en el mundo cada año. Y mientras todos hablamos de la pandemia de COVID-19, las hepatitis víricas con sus 5 cepas descritas siguen matando a miles de personas cada día.

Cada 28 de julio se conmemora el Día Mundial contra la Hepatitis. Para 2020, el slogan es “Por un futuro sin hepatitis” y el foco se ha puesto en la prevención de la transmisión de la hepatitis B de las madres a los recién nacidos durante el embarazo.

El próximo martes la OMS publicará una guía con recomendaciones para prevenir esta transmisión y llegar a la meta de que en 2030 las hepatitis víricas hayan dejado de ser un problema de salud pública.

La identificación de individuos que, sin saberlo, son portadores de una infección los virus de la hepatitis B o C es también una tarea urgente. Se estima que 325 millones de personas viven con hepatitis viral y lo desconocen. Si no se implementan medidas eficaces para identificarlas y brindarles atención médica, millones de pacientes seguirán sufriendo y se perderán muchas vidas.Por eso, en Día Mundial de la Hepatitis el llamado es a “Encontrar a los millones perdidos”.

“So lo al encontrarlos y tratarlos podrá avanzarse hacia la meta de un futuro sin hepatitis”, afirma el doctor Marco Arrese, hepatólogo UC. Añade que esta búsqueda es especialmente relevante para la hepatitis C por su potencial de causar daño hepático crónico y cáncer de hígado. En algunos países, como Estados Unidos, los casos de infección aguda han experimentado un aumento importante, especialmente en adultos jóvenes de entre 29 y 39 años.

Ante la ausencia de una vacuna eficaz para prevenir el contagio con hepatitis C, los expertos se han abocado a diseñar estrategias para el diagnóstico temprano y el desarrollo de medicamentos que permitan tratar la enfermedad.

Terapias anti-hepatitis

 El principal objetivo del tratamiento contra la hepatitis C es curar la enfermedad lo que significa eliminar totalmente el virus y normalizar la función del hígado. Otros objetivos son reducir la inflamación y fibrosis del hígado, así como reducir el riesgo de cáncer de hígado y prevenir o retrasar la aparición de cirrosis.

Actualmente existen medicamentos antivirales de acción directa altamente eficaces que han demostrado curar hasta el 95% de los pacientes tras tratamientos que van desde las 8 hasta las 12 semanas.

En el caso de la hepatitis B, si bien las terapias disponibles no curan la enfermedad, son de alta eficacia en reprimir la replicación del virus. Ello se asocia a una detención de la progresión de la enfermedad y en algunos casos a regresión de la misma.

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