Casi 8% de los casos son niños y adolescentes

Niños con mascarilla

Durante la pandemia, los niños han sido los grandes olvidados. Desde la aparición de COVID-19 se ha hablado del riesgo que corren los adultos mayores, los trabajadores de la salud y quienes tienen enfermedades de base.

Los más pequeños -aunque enferman menos- también se contagian y pueden desarrollar cuadros muy graves que requieren de hospitalización en unidades de cuidados intensivos e incluso pueden causarles la muerte.

La doctora Regina Pérez, infectóloga pediatra UC, responde al Observatorio de Enfermedades Infecciosas UC las preguntas que muchos hacen acerca de lo que ocurre con los niños y el virus SARS-CoV-2, responsable de COVID-19.

El porcentaje de niños menores de 15 años diagnosticados con la enfermedad, hasta el 23 de julio, es de 4.9%. Si se considera, además, a los menores de 20 años, el porcentaje sube a 7.9%. En nuestro país, se define como pacientes pediátricos a los menores de 15 años.

¿Son los niños infectados asintomáticos capaces de contagiar más que los adultos en la misma condición?

El rol de los niños en la extensión de la pandemia no se encuentra dilucidada con exactitud. Por una parte, se estima que aproximadamente el 30% de los niños contagiados son asintomáticos, esta proporción es el doble que para los adultos. Y por otra, ellos pueden contagiar igualmente el virus – la carga viral en el tracto respiratorio superior en niños mayores es similar- y  además se ha encontrado que lo eliminan durante más tiempo por la vía digestiva. Sin embargo, este último mecanismo de trasmisión no se encuentra aún documentado.

Si bien, inicialmente se pensó que los niños son los grandes transmisores, los estudios muestran que la gran mayoría de ellos se han contagiado a partir de contactos intradomiciliarios dentro de un círculo familiar.

¿Hay niños que tienen más riesgos que otros de contagiarse y contraer COVID-19?

Sí. Hay niños que tienen un mayor riesgo y en los que la enfermedad por SARS-CoV-2 puede presentarse como una infección severa. Especialmente vulnerables son los lactantes (alrededor del 7% de ellos ingresan a una UCI), sobre todo el grupo de recién nacidos. Además, los niños inmunosuprimidos, o con enfermedades cardíacas o respiratorias o que son obesos constituyen grupos de riesgo. En promedio, entre el 18 a 57% de los niños diagnosticados por COVID-19 tienen enfermedades de base, porcentaje que sube a 77% entre los pacientes hospitalizados por la misma causa. Sin embargo, se han informado pocos casos de fallecimiento.

¿Qué tiene que ver el SARS-CoV-2 con la enfermedad de Kawasaki con la que se le ha relacionado?

La mayoría de los niños con COVID presentan cuadros leves y ellos requieren menor hospitalización comparados con adultos. Sin embargo, desde abril se han descrito en Europa y Estados Unidos casos en los que la infección ha tenido manifestaciones inusuales de enfermedad inflamatoria multisistémica en niños, tipo shock tóxico y enfermedad de Kawasaki (PIMS o MIS-C, según distintas nomenclaturas). Los reportes han ido en aumento y contemplan un amplio espectro de manifestaciones clínicas que afectan a niños de edades mayores y con mayor compromiso cardiovascular. Se agregan también síntomas gastrointestinales y se asocian a una alta frecuencia de shock, destacan en los exámenes de laboratorio una disminución de los glóbulos blancos (linfocitos) y plaquetas. Todo lo anterior no se encuentra descrito clásicamente en la Enfermedad de Kawasaki.

Este cuadro aparentemente sería una manifestación post-infecciosa según las observaciones de las curvas epidemiológicas y la detección de anticuerpos contra el SARS-CoV-2 en la mayoría de los pacientes.

En Chile, a la fecha, hemos registrado 117 casos de niños con este cuadro clínico.

 ¿Por qué, aparentemente, la mortalidad y severidad de la infección es menor en los niños?

La razón exacta de la naturaleza más leve de la enfermedad en niños aún no se encuentra del todo clara, aunque existen varias hipótesis. Una posible explicación es que el sistema inmune inmaduro es menos capaz de montar una respuesta inflamatoria excesiva y tormenta de citoquinas como ocurre en adultos.  Las citoquinas son pequeñas moléculas que cuando se liberan le envían una señal al sistema inmune para que cumpla con su función.

La respuesta humoral – mecanismo de defensa contra microorganismos por producción de anticuerpos– es relativamente más intensa en niños y también contribuye a lograr una mayor protección contra la infección. La respuesta inmune innata responde rápidamente en respuesta a la invasión de los patógenos en comparación con la respuesta adaptativa. Además, los niños -por lo general, tienen menos enfermedades concomitantes, lo que los hace más resilientes ante la infección por SARS-CoV-2.

La mayoría de los pacientes pediátricos tiene una enfermedad más leve, con buen pronóstico y menor mortalidad.

¿Puede un niño infectarse con SARS-CoV-2 y, paralelamente, con otro virus respiratorio como sincicial, por ejemplo?

Existen estudios que muestran una alta frecuencia de coinfección entre SARS-CoV-2 y otros agentes infecciosos respiratorios, fluctuando entre 25% a 55%. En estas publicaciones han detectado otros agentes infecciosos además de SARS-CoV-2. Entre ellos, virus respiratorio sincicial, influenza y rinovirus.  Sin embargo, no se conoce aún las consecuencias de esta coexistencia viral dado el escaso número de pacientes identificados.

Hay que tener en cuenta que medidas como el confinamiento y el distanciamiento social han logrado disminuir significativamente la circulación de otros virus que habitualmente aparecen en estos meses.

 

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