Gen npmA2: una amenaza emergente en la resistencia antimicrobiana

Dr. Gabriel Arratia
Microbiólogo del Departamento de Laboratorio Clínico
Recientemente, la revista Nature publicó un estudio que revela cómo el gen npmA2 se ha distribuido globalmente, diseminándose no sólo en humanos, sino también en animales y en el medio ambiente. Este trabajo, realizada por investigadores europeos y australianos, analizó bacterias provenientes de Alemania, Francia, Reino Unido, China, Australia y Estados Unidos.
Gen npmA2
El gen npmA2 codifica una metiltransferasa ARNr 16S, una enzima que confiere resistencia a los aminoglicósidos. Estos antimicrobianos se suelen utilizar como tratamiento de segunda línea, cuando las bacterias ya han desarrollado resistencia a los antimicrobianos de primera elección.
Este gen fue identificado por primera vez en Escherichia coli en Japón, en el año 2003, y desde entonces no se habían tenido nuevos reportes. Sin embargo, en este estudio, que analizó cerca de dos millones de cepas bacterianas, se encontró principalmente en Clostridioides difficile y en Enterococcus faecium.
Uno de los hallazgos más relevantes del trabajo es que el gen npmA2 puede formar parte de un transposón, un elemento genético móvil, que le permite transferirse desde una bacteria a otra, facilitando así su diseminación.
Resistencia a los antimicrobianos, un problema global
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año mueren 1,2 millones de personas en el mundo debido a enfermedades infecciosas causadas por bacterias resistencia a los antimicrobianos. Si no se toman medidas, se estima que para el año 2050, la resistencia antimicrobiana será la principal causa de muerte a nivel mundial.
Frente a esta amenaza, se están impulsando esfuerzos de colaboración público-privada para el desarrollo de nuevos antimicrobianos que puedan hacer frente a estas bacterias resistentes.
¿Podemos prevenir la resistencia bacteriana a los antimicrobianos?
Sí se puede y es responsabilidad de todos adoptar las medidas necesarias para seguir contando con medicamentos eficaces para combatir las infecciones bacterianas.
– No automedicarse.
– Usar antimicrobianos sólo si son indicados por un profesional de la salud, y completar siempre el tratamiento prescrito.
– No compartir antimicrobianos con otras personas.
– Usar antimicrobianos en animales sólo si son recetados por un veterinario.
– Y no olvidar que el lavado de manos sigue siendo la medida más costo-efectiva para prevenir la transmisión de bacterias resistentes entre pacientes.